Vivimos en un mundo marinado en el culto a la juventud.
Dónde “joven” es igual a “mejor”. Dónde envejecer se ve como una maldición. Dónde ser mayor puede significar ser excluido en todas partes, desde el trabajo hasta el dormitorio.
Mark Zuckerberg dijo una vez a una audiencia que "los jóvenes son simplemente más inteligentes”, y el mundo lo aceptó.
¡Basta!
Ha llegado el momento de dejar de aceptar estos mitos. Es hora de sepultar el culto a la juventud.
¿Por qué? Porque nos hace daño a todos, tanto a los jóvenes como a los viejos. Y de muchas maneras.
La sola idea de envejecer nos provoca miedo, vergüenza, culpa, asco … y mucha negación.
Si en el motor de búsqueda de Google escribimos “Yo miento sobre…”, la respuesta que más aparece en el tope de la lista no es.…
“Mi peso” o “mi altura” ni “mi sueldo”.
Ni siquiera es “cuánto porno veo”. Aunque eso debería estar en el top five.
Las palabras que aparecen en el tope de la lista son “mi edad”. El culto a la juventud nos hace sentir tan mal por envejecer que mentimos sobre nuestra edad.
Mentimos en Tinder, en el trabajo, a nuestros seres queridos … a nosotros mismos. Como el caso de una amiga mía que recientemente celebró su cumpleaños número 39… ¡por cuarta vez!
El culto a la juventud nos daña de maneras inimaginables.
Diversos estudios sugieren que funciona como una profecía auto cumplida. Adorar la juventud y denigrar la vejez hace que envejezcamos peor, sufriendo más deterioro físico y cognitivo, demencia e incluso una muerte temprana.
Piensen también en todas las puertas sin abrir o los caminos sin recorrer, porque un susurro interior nos dice: "Estoy viejo para esto”.
Hace tres años esa vocecita me jugó una mala pasada. En un torneo de hockey en Inglaterra marqué un golazo, que llevó a mi equipo a las semifinales. Estaba en la gloria.
Sin embargo, de inmediato descubrí que era el jugador de más edad del torneo. Y esa revelación me paró en seco. Me sacudió en lo más íntimo.
Mil preguntas se agolparon en mi cabeza: ¿Me veo fuera de lugar aquí? ¿La gente se ríe de mí? ¿Debería dedicarme a otro pasatiempo más acorde a mi edad: como el bingo, tal vez?
Por suerte, no renuncié al hockey. En cambio, viajé por el mundo para investigar acerca del envejecimiento. Y volví con buenas noticias.
El culto a la juventud no es invencible. No está escrito en piedra. Las actitudes hacia el envejecimiento cambian y evolucionan a través del tiempo.
En los años 60, abrazamos el culto a la juventud; hoy podemos elegir rechazarlo.
Y hay dos buenas razones para pensar que podemos hacerlo. Y que lo haremos.
Primero, la mayoría de los estereotipos sobre el envejecimiento están equivocados.
Segundo, el mundo está cambiando de maneras que nos ayudarán a envejecer mejor.
Veamos algunos de esos estereotipos.
Estereotipo 1:
Envejecer es deprimente.
Miren las palabras que usamos para describir a los viejos: tristes, maniáticos, irascibles, gruñones.
¡Incorrecto!
Diversos estudios muestran que los seres humanos seguimos una curva de felicidad en forma de U. Comenzamos alto en la infancia
y descendemos al fondo en la mediana edad, antes de recuperarnos nuevamente.
En gran parte del mundo, los adultos que reportan los niveles más altos de felicidad y satisfacción son los mayores de 55 años.
Hay indicios de que los chimpancés y los orangutanes experimentan una curva similar en forma de U, lo que significa que un aumento de la felicidad en la tercera edad puede ser fruto de nuestros genes de primates.
Estereotipo 2:
Solo los jóvenes son creativos
¡Incorrecto!
Los seres humanos pueden ser creativos a cualquier edad. Y algunos aspectos de la creatividad se basan en dos cosas que solo el envejecimiento nos da: tiempo y experiencia.
Es por eso que la historia está repleta de ejemplos sobre creatividad en los últimos capítulos de la vida.
De Miguel Ángel a Matisse, de Beethoven a Bach.
La artista Louise Bourgeois creó esas icónicas arañas gigantes a sus 80 años.
El científico John Goodenough reinventaba las baterías recargables – hasta su muerte a los 100 años.
La escritora Maya Angelou tenía razón: “No puedes agotar tu creatividad. Cuánto más la usas, más tienes.”
Estereotipo 3:
Envejecer nos hace menos productivos.
¡Nuevamente incorrecto!
La productividad suele aumentar con la edad en los trabajos que dependen de las habilidades sociales. Porque la inteligencia social mejora a medida que envejecemos.
También mejoramos al ver el panorama completo, al sopesar múltiples puntos de vista y al detectar patrones que nos ayudan a encontrar soluciones.
La experiencia puede ser un súper poder. Estudios demuestran que nuestra comprensión de cómo funciona el mundo solo madura completamente alrededor de los 50 años.
No es de extrañar que las empresas con libros de sugerencias reporten que los empleados de más edad generan ideas de mejor calidad. Y que las mejores ideas suelen provenir de los mayores de 55 años
Otros estudios muestran que los fundadores de startups tienen más probabilidades de tener éxito a partir de la mediana edad.
¿Quien es más inteligente ahora, Sr. Zuckerberg?
Así que ahí lo tienen: tres estereotipos sobre el envejecimiento
Todos ellos sombríos.
Todos ellos generalizados.
Todos ellos errados.
Por supuesto, envejecer tiene sus desventajas. Todos sabemos eso. Ya no puedo correr tan rápido como a los 20 y ahora necesito lentes para leer.
Pero esa no es toda la historia, ni mucho menos.
Porque lo que descubres cuando dejas de obsesionarte con las desventajas del envejecimiento es que a medida que creces, muchas cosas permanecen iguales y algunas incluso mejoran.
Es por eso que necesitamos redefinir el envejecimiento para el siglo XXI. Crear una narrativa que sea más rica, más matizada y más optimista.
Y hay muchas razones para ser optimistas.
Miren cómo la ciencia médica está constantemente ideando nuevas formas de superar el desgaste de nuestros cuerpos. El escocés Andy Murray jugó al tenis profesional con una prótesis de cadera.
La demografía también está del lado del envejecimiento.
Cada día hay más gente mayor en el planeta, y los números hablan. Es más difícil descartar o denigrar a una parte cada vez más numerosa de la población, especialmente cuando muchos de ellos están agarrando la vida por los cuernos.
Emprendiendo a los cincuenta, aprendiendo idiomas a los sesenta, haciendo historia política a los setenta, corriendo maratones a los ochenta, haciendo documentales increíbles y luchando contra el cambio climático a los noventa.
O enamorándose a cualquier edad.
Y los modelos a seguir importan: ver a otros desafiar el culto a la juventud anima al resto de nosotros a copiarlos.
La verdad es que cada edad tiene sus pros y sus contras. Y cada edad puede ser maravillosa. Pero sólo si la abrazamos Sólo si abrazamos el presente sin añorar el pasado y rehuir del futuro. Solo si vemos la vida como un proceso de abrir puertas en lugar de cerrarlas.
Y la única forma de hacer esto es rechazar el culto a la juventud.
¿Cómo?
Lanzando campañas públicas que conviertan la discriminación por edad en algo socialmente vergonzoso.
Fortaleciendo las leyes contra tal discriminación.
Rompiendo los estereotipos al mezclar las generaciones en la vida cotidiana.
Hay dos cosas que todos podemos hacer ahora mismo para unirnos a la batalla contra el culto a la juventud. Cualquiera sea tu edad.
Primero, actualizando tu vocabulario. Deja de usar expresiones como "viejazo" o “notar la edad” o “joven de corazón” que refuerzan la idea de que el envejecimiento es puro declive.
Y por último, seamos honestos.
Al mentir sobre tu edad le das al número un poder que no merece. Te encierras en los estereotipos tóxicos sobre el envejecimiento.
Ser honesto sobre tu edad te libera para diseñar tu vida. Para festejar esos cumpleaños en lugar de lamentarlos.
El tip de hoy: Ya sea que tengas 25, 45, 65 o 95 años, sé dueño de tu edad –– y luego ¡vive la vida a tu manera!
FIN
Lectura adicional:
Elogio de la Experiencia (mi libro)
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